¿En qué va la reforma de
la Ley 30?
Alejandro Álvarez Gallego
Profesor Universidad Pedagógica Nacional
aalvarez@pedagogica.edu.co
Han pasado dos años después de que el Gobierno nacional,
gracias a la movilización estudiantil, retirara del Congreso el proyecto de ley
en el que se pretendía crear el Sistema de Educación Superior y derogar la Ley
30 de 1992. Como lo presentíamos, parece ser que ya no habrá una nueva Ley,
sino una Política de Educación Superior emanada del Consejo de Educación
Superior (CESU). En esto se encuentra empeñado el Ministerio de Educación
Nacional (MEN), para lo cual creó mesas regionales que recogen aportes de
diferentes instancias. La participación allí ha sido muy pobre, inducida y poco
representativa.
Dicha política posiblemente se transforme en ley,
pues piensan someterla a discusión en el Congreso a partir del mes de enero de
2014. La Ley será un marco que oriente las políticas, pero no resuelve para
nada los graves problemas de financiación, de democracia y de calidad de las universidades
públicas. Sus temas son: Estructura del sistema, Sostenibilidad,
Internacionalización y Ciencia y Tecnología.
En realidad, las políticas ya están definidas en el
Plan de Desarrollo (2010-2014), en el Conpes 3582 de 2009, donde se define la
Política de ciencia, tecnología e innovación, y en la Ley de Ciencia y
Tecnología de 2002. La nueva política marco que se pretende someter a discusión
en el Congreso está fundamentada en las recomendaciones de la OCDE y del Banco
Mundial, hechas en el informe «La Educación Superior en Colombia 2012». Su
modelo está fundado en la teoría del Capital
Humano, en la necesidad de financiar la cobertura con el sistema de crédito
para hacer eficientes los recursos y la gestión, y en la urgencia de estrechar
los lazos entre la formación técnica y tecnológica con el aparato productivo
para mejorar la innovación y así la competitividad económica.
Por su parte, el Sistema Universitario Estatal
(SUE), donde están los 32 rectores de las universidades públicas, pugnan por el
reconocimiento de la deuda histórica y la reforma del artículo 86 de la Ley 30
de 1992, donde se establece el mecanismo para la asignación anual del
presupuesto. Insisten en el problema del déficit estructural, que estiman en
2.1 billones de pesos solo en el rubro de docentes, 5.6 billones en el de
infraestructura física y 334.969 millones en Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones. Así lo han planteado en el estudio que le entregaron en el
2012 al MEN, «Desfinanciamiento de la Educación Superior en Colombia. La
realidad de la crisis en el sistema de financiación de las Universidades
Estatales».
La Mesa Amplia Estudiantil
Universitaria (MANE) realizó el 8.º Plenario Nacional los días 5 y 6 de octubre de
2013. Después de avanzar con una propuesta alternativa de Ley de Educación
Superior, están decididos a movilizarse en las calles para presionar al Gobierno
a que lleve a cabo una reforma concertada que toque los temas más sensibles.
Estiman que el déficit es de 11. 3 billones de pesos y por ahora solicitan que
en el presupuesto del 2014 se comience a revertir la deuda y se cree una
comisión que estudie la forma de pagarla totalmente en un plazo sensato.
También esperan concertar con todos los sectores interesados una metodología,
unos tiempos y unos temas para la definición de una nueva ley.
La Asociación Colombiana de
Universidades (Ascun), donde se expresan mayoritariamente las universidades
privadas, ha presentado al Gobierno y al Congreso un proyecto de ley estatutaria
para regular el derecho a la educación superior.
Como se ve, hay iniciativas
diferentes, cada una con sus dinámicas y sus intereses propios, que se espera
confluyan en un debate amplio. Pero por lo pronto, el Gobierno no parece estar
interesado en volver a tocar el tema a la manera (fallida) como lo hizo en el
2011. Sin lugar a dudas, el camino que parece más indicado es el de la
movilización, pues está visto que en este país cuesta escuchar de otra manera. Las
universidades públicas se caen a pedazos, literalmente hablando, y la pauperización
de las condiciones laborales y académicas ya no da más espera.
Este artículo fue escrito para el periódico de la Universidad Pedagógica Nacional
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