PRIMER ENCUENTRO INTERNACIONAL DE PEDAGOGÍA PARA LA PAZ, EDUCACIÓN
CIUDADANA Y EDUCACIÓN CÍVICA.
Manizales, Mayo
20-22 de 1999.
CINDE -
Universidad de Manizales - RED Pedagogías Constructivistas, Pedagogías Activas
y Desarrollo Humano.
LA EXPEDICIÓN PEDAGÓGICA NACIONAL: UN PRETEXTO PARA PENSAR LA PAZ DESDE
LA ESCUELA
Alejandro
Alvarez Gallego
Coordinador
Expedición Pedagógica
Profesor
Universidad Pedagógica Nacional
¿QUÉ ES LA EXPEDICIÓN PEDAGÓGICA?[1]
En sentido
contemporáneo la Expedición es el conjunto de acciones que busca la afirmación
cultural en el re-conocimiento de la multiplicidad y pluralidad de la
producción pedagógica y educativa del país para recrearla y recomponerla en un
mapa complejo que muestre su diversidad. En este sentido registra los diversos
modos como las comunidades educativas enfrentan hoy los desafíos que le plantea
la actualidad, da cuenta de aquello en lo que devenimos, de aquello que estamos
siendo.
La diversidad y la riqueza de las experiencias pedagógicas
y de las prácticas educativas es el resultado de la creatividad de los
maestros, de las tradiciones culturales y de las particularidades sociales y
económicas de cada una de las regiones del país.
Para descubrir tal riqueza y diversidad, no se requiere un
diagnóstico que busque necesidades o problemas (para lo cuál se han dispuesto
otro tipo de estrategias), sino de generar nuevas visibilidades mediante las
cuales se posibilite la realización de nuevas y fructíferas acciones que a su
vez doten de otro sentido a la educación y a la escuela.
Por eso no se trata
de una mirada externa a la escuela que podrían realizar investigadores contratados, son los mismos
maestros quienes en el desplazamiento producen un conocimiento sobre ellos
mismos y sobre la institución escolar. Así se actualiza la mirada sobre la
escuela, volviendo contemporáneo aquello hemos sido.
En ese sentido la
Expedición es un re-conocimiento que se hace a través del encuentro directo con
los maestros, los jóvenes, los niños, las familias y las poblaciones en
general. Más que un frío inventario, que hoy podría hacerse a través de los
sistemas modernos de levantamiento de la información (como las bases de datos,
por ejemplo). Es un encuentro que requiere movimiento y en tanto movimiento
requiere del desplazamiento físico, pero también desplazamiento en el orden del
pensamiento. El encuentro en la diversidad produce un extrañamiento que
enriquece la percepción frente a lo que se hace, por eso los actores que
participan en la expedición y quienes conozcan sus resultados transformarán el
modo como pensamos acerca de nosotros mismos, cualificando así la práctica
educativa y pedagógica en el país.
En dichos
desplazamientos se va tejiendo un mapa de lo que somos en relación con las
prácticas pedagógicas, pero no será un mapa estático sino móvil, porque
registra lo que estamos siendo, en medio de las diferencias y de las relaciones
de fuerza en las que las diferentes experiencias educativas se van configurando.
En ese sentido será un mapa resultado de la superposición de muchos mapas, un
mapa fragmentado que da cuenta de los diferentes modos de ser de la educación.
No se levantará con coordenadas y convenciones homogéneas, sino de acuerdo con
las que tiene cada experiencia. De esta manera se dará cuenta de la diversidad
(fundamento de la riqueza que potencia cualquier proyecto de nación) al mismo
tiempo que permite el intercambio y así la cualificación de la educación en
general.
Desde esta
perspectiva, la Expedición sería la expresión más actual del Movimiento
Pedagógico que desde la década del ochenta propiciaron los maestros y otros
intelectuales colombianos.
¿CÓMO SE HACE LA EXPEDICIÓN?
Los Equipos
Regionales de expedicionarios estarán constituidos por maestros de educación
básica y media, profesores universitarios e investigadores que realizarán la
movilización y las acciones específicas que implican la expedición.
El Desplazamiento consiste en el proceso de reconocimiento
de las condiciones, particularidades y especificidad de las prácticas
pedagógicas, la acción de los maestros y su relación con la escuela, dentro de
una región definida.
Incluye la exploración, el registro, el intercambio y las
movilizaciones locales. El equipo expedicionario regional ausculta y construye
su propio itinerario y lo adecúa a las condiciones particulares de la región,
de acuerdo con sus propios criterios. En esta acción se empieza a registrar
bajo distintas formas aquellos elementos
que importa destacar y subrayar, para
comenzar a dar cuenta de lo particular, de lo azaroso, de lo diferencial de las
zonas o localidades que se recorren, de las escuelas, de las prácticas y de las
relaciones que se observan.
Entre la exploración y el registro proceden procesos de intervención
donde el expedicionario realiza intercambios entre lo que va encontrando y su
propia experiencia.
Genera o comienza a proponer procesos de movilización de
los maestros de las localidades, las autoridades y las poblaciones en general
para llamar la atención sobre las condiciones actuales de la educación, las
propuestas y las maneras como se están enfrentando las realidades.
El Proceso de la Expedición parte de las redes que en este
momento existen, las cuales se van enriqueciendo, cualificando y ampliando
durante todo el proceso tanto en términos geográficos, como en sus formas de
intercambio. Lo propio de esta fase consiste en consolidar, potenciar y
multiplicar las redes, de tal manera que se posibilite expandir sus radios de
acción, incorporar nuevos miembros y garantizar así la continuación de un
Movimiento Pedagógico Nacional capaz de reconocer y pensar la educación y las
condiciones de las escuelas en el país. Se espera crear mecanismos para la
articulación de las redes regionales.
¿QUÉ TIENE QUE VER LA EXPEDICIÓN CON LA PEDAGOGÍA PARA LA
PAZ?
Uno de los
propósitos expresados en el proyecto es el siguiente:
"Identificar
las iniciativas, propuestas y acciones que se adelantan en las distintas
regiones desde las instituciones escolares en torno a la problemática de la
violencia y del conflicto bélico, que permitan la construcción de un tejido
conceptual y experimental sobre la pedagogía de la paz en Colombia. Se trata con ello de encontrar
diversas formas de construcción de una cultura democrática y de resolución de
conflictos tanto en el ámbito institucional como en el de las relaciones de los
centros educativos con la vida extraescolar."
A continuación voy a
comentar este objetivo a la luz del enfoque conceptual y metodológico que se ha
propuesto para la Expedición.
1.
Cuando hablamos de iniciativas,
propuestas y acciones que se adelantan en torno a la problemática de la
violencia y del conflicto bélico no nos referimos exclusivamente a los
proyectos innovadores o a las llamadas experiencias significativas. Nos
referimos a la manera como en escuelas y colegios del país se hace pedagogía en
medio del conflicto y quizás a propósito del conflicto. Y no solamente en las
zonas donde se presenta de una manera mas cruda la confrontación bélica, sino
en todo el territorio nacional, porque el país hoy ha reconocido que todos
estamos involucrados de una o de otra manera con esta guerra que es nuestra
(aunque indudablemente haya factores externos de orden económico y geopolítico
que la explican). Reconocernos todos inmersos en la guerra es un paso
importante en el camino de la paz, porque nos compromete, nos incita a asumir
el conflicto y a construir caminos alternativos y creativos para pensarnos de
otra manera. La Expedición debe lograr mostrar esa manera de hacer pedagogía
hoy en Colombia, que no es y no puede ser la misma de cualquier otro país.
Reconocernos también como un país singular, con una guerra singular, es
mirarnos de frente y abandonar la idea de que la violencia es un fenómeno
anónimo que acontece accidentalmente. Los maestros y las maestras colombianos
somos únicos en ese sentido, de allí que sea importante descubrir las
potencialidades que tenemos, porque a pesar de la muerte, la pedagogía sigue
siendo una pregunta importante. ¿Cómo pensamos la infancia en medio de esta
circunstancias?, ¿cómo enseñamos y qué enseñamos en medio del conflicto?, el
rastreo que se haga en torno a estas preguntas nos debe permitir afirmarnos en
la diferencia, en nuestras particularidades y desde ahí crecer y resistir.
2.
Acabamos de decir que la violencia no
es un fenómeno natural que le acontece a los pueblos como una catástrofe. Para
la Expedición Pedagógica es importante develar los rostros de la guerra, los
conflictos particulares en los que se produce; la escuela es un buen
observatorio para esto y los maestros lo saben, porque lo viven cotidianamente.
Ellos saben que no hay hombre o mujeres malos y buenos, sino intereses
distintos enfrentados y tramitados a través de las armas y del chantaje.
Intereses visibles, de distinto orden, pero identificables; lo que las maestras
y los maestros saben sobre la guerra del país es mucho, saben secretos, conocen
el alma del conflicto, conviven con él, le conocen sus rostros. Cuanto podría
decirle la comunidad de maestros al país en torno a aquellos secretos, sobre el
dolor, sobre la rabia, sobre los odios que se tejen en los pueblos y ciudades
de todo el territorio... Cuanto pueden aportarle a la paz desde este
conocimiento que surge de su convivencia con niños y jóvenes de todas las
regiones, con comunidades educativas de todas las culturas, indígenas, negros,
campesinos, citadinos.... La expedición debe permitir, si no dar cuenta de todo
ese conocimiento, si por lo menos llamar la atención sobre ese saber que está
por explorarse y sobre todo por ponerse al servicio de la paz.
3.
Cuando decimos que la Expedición puede
dar luces sobre posibles alternativas para la construcción de la paz no nos
referimos a la búsqueda de paraísos perdidos. La Expedición no puede trabajar
con presupuestos románticos de esa naturaleza. Ya es tiempo de que nos
despojemos de esa pesada carga que significa esperar indefinidamente la llegada
de una paz armoniosa; tales promesas fatigan e impiden vivir la vida y
construir proyectos de sociedad en medio de las diferencias y de los conflictos
que nos enriquecen. Reconocernos en la diferencia no es aceptar al otro tal
como es, sino combatir permanentemente para que la diversidad se manifieste y
no se asesine, para que el conflicto no se elimine sino que se potencie, pero
de maneras creativas, que las hay muchas. La Expedición ha de mostrarnos esa
riqueza que existe en las comunidades educativas, las múltiples formas de
asumir el conflicto más allá de la guerra suicida.
4.
Ahora bien, para algunos sectores la Expedición
es un proyecto romántico y tal vez tengan razón. Sí lo es cuando se aventura a
recorrer el país a pie en medio de las balas, lo es cuando se propone empoderar
a los maestros y maestras que se encuentren en los caminos, cuando parte del
supuesto de que poseen un acumulado pedagógico que hay que mostrar y
sistematizar, lo es cuando privilegia el reconocimiento de lo que somos y deja
por un momento de lado un deber ser que pesa, traído por las doctrinas
tecnocráticas de la eficiencia y la calidad tipo exportación. Es romántico si
se refiere a la utopía. La Expedición sí busca una utopía, pero para aquí y
ahora. Aquí y ahora está en juego la educación pública y la Expedición tiene
que ayudar a descubrirla, debe buscarla en la cotidianidad, debe rastrearla en
las experiencias significativas y en las no significativas, en el quehacer de
los maestros y maestras que todos los días se encuentran con sus estudiantes y
con las comunidades, en medio de esta guerra, y construyen conocimiento y
construyen valores y tejen sociedad, desde abajo. En medio de esta guerra que
también está atravesada por los intereses privatizadores y por las fuerzas que
se resisten a volver el país un gran Sanandresito donde todo se compra y se
vende, hasta la pobreza.
[1] La respuesta a las dos primeras preguntas transcriben casi
textualmente apartes de la propuesta original que se formuló ya hace un año y
que se encuentra en proceso de ejecución a través del proyecto "Apoyo a
Redes e Investigación Pedagógica" que financia parcialmente el Fondo MEN -
ICETEX.
la expedición pedagógica fue un conjunto de acciones realizadas finalizando la década 90 como no lo afirma el documento anterior 1999 una época de mucha violencia especialmente en las zonas rurales del país y cuyos principales actores son los niños y padres de familia y especialmente maestras y maestros que desarrollan sus experiencias pedagógicas y practicas educativas en medio del conflicto implementando la pedagogía para la paz con las llamas zonas francas de paz que no fueron muy bien recibidas por algunos grupos armados.
ResponderEliminarEn ese sentido es importante la diversidad de contextos para la que deben ser formados los maestros para enfrentar la realidad que viven las comunidades rurales y especialmente las zonas de conflicto del país.
Espectacular propuesta sobre la resignificación de la practica de los Maestros y su estrecha relación con el contexto. Orgulloso de ser Maestro Rural Colombiano.
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